Programa de intercambio de inmersión total
David se había inscrito en el Programa de Intercambio de Inmersión Total (TIEP), que le permitiría intercambiar cuerpos con alguien de otro país durante el verano. Terminó en el cuerpo de una tetona checa de 19 años llamada Livia.
El programa le permitió acceder por completo a sus conocimientos de idiomas y a gran parte de sus recuerdos cotidianos. Pero seguía siendo plenamente consciente de que era un tipo excitado y que el cuerpo en el que estaría durante unos meses era increíblemente atractivo.
No es que tuviera mucha oportunidad de explorar. Sus padres lo vigilaban con lujuria, planificando la mayor parte de sus días para que no tuviera tiempo libre. Su única vía de escape era por las noches, cuando se duchaba. Era el único momento en el que podía garantizar placer ininterrumpido con su cuerpo y lo aprovechaba al máximo, dejando correr el agua de la ducha para fingir que sus padres se lo estaban pasando en grande mientras se tocaba sus nuevas tetas, sus caderas, su coño.
Sus tetas eran mucho más que un puñado. Increíble apretarlas y menearlas.
Sentado junto al lavabo, con las piernas abiertas, se deleitó con la sensación de su coño mientras se acariciaba de arriba abajo, deslizándose entre los suaves pliegues rosados. Cerró los ojos mientras la tensión lo recorría, llevándolo a un orgasmo dichoso. Metiendo los dedos en la boca para ahogar sus gemidos, se corrió con fuerza en su hermoso cuerpo, estremeciéndose y sacudiéndose hasta que sintió cada gota de placer en su busto.
Solo entonces se duchó de verdad.
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